viernes, 6 de junio de 2008

Artículo















Los siniestros contratistas de seguridad


Empresas de mercenarios que hacen el trabajo sucio de la CIA y han cometidos centenares de homicidios de civiles inocentes en Irak y Afganistán, serán enviadas a México para, presuntamente, enfrentarse a los cárteles de la droga, en un plan que podría aplicarse en otros países con cualquier pretexto

Por John E. Ariscano*

WASHINGTON (ClariNet)-- Casi 30 años después que los ejércitos de mercenarios estuvieron a punto de desaparecer tras su derrota en África, el gobierno de George W. Bush los ha revivido y los transforma en una suerte de policía sin fronteras, que tanto sirve para custodiar a un embajador de Washington en Irak, como para lanzarlos contra los cárteles de la droga en México.

Parte de la cacareada guerra contra el terrorismo ha sido el fomento y la conformación de estos grupos armados cubiertos por un manto de impunidad, al servicio de Washington, que actúan ya en América del Sur en países como Colombia y que muy bien podrían ser usados, por ejemplo, para invadir a la Venezuela de Hugo Chávez o a cualquier otro país, incluidos Chile, Bolivia y Ecuador, como ya se hizo un lejano 1954 en la Guatemala de Jacobo Arbenz. Por el momento, el dudoso privilegio de recibir a tan ingratos huéspedes, se dice que en plan experimental, le toca a México.

¿El pretexto? La aprobación en el Congreso estadunidense de mil 400 millones de dólares para ayudar al gobierno de Felipe Calderón a enfrentarse con los barones de la droga, absolutamente fuera de control. Sin embargo, los republicanos ansiosos de meter mano en tan elevada suma, hicieron su pequeña trampa: Los llamados contratistas de seguridad, nombre elegante para los mercenarios y asesinos, deberán ser contratados por Calderón para que lo ayuden, supuestamente, de acuerdo a una denuncia puboicada por el diario texano The Dallas Morning News.

Los contratistas contemplados son Blackwater y DynCorp, los primeros con pésimos antecedentes en Irak y los segundos con variadas aventuras en Colombia, donde tres de los pilotos de uno de sus helicópteros cayeron en manos de los guerrilleros de las FARC. Los rufianes aéreos son especialistas en la fumigación con herbicidas y en estos momentos se les investiga por parte de tres provincias ecuatorianas, Esmeraldas, Sucumbíos y Carchi, fronterizas con Colombia, que acusaron a DynCorp por esparcir el llamado glifosato que ha causado un daño enorme a los cultivos y a la salud de los pobladores de esa región.

Por su parte, Blackwater se ha caracterizado por sus asesinatos incontrolados de civiles, el tráfico de armas, la embriaguez constante de sus agentes, las violaciones de mujeres indefensas y el tráfico de drogas. Entre los años 2005 y 2007 fueron protagonistas tan sólo en Irak de 195 incidentes con armas, por la tendencia de sus pistoleros a apretar los gatillos sin razón alguna. El peor fue en septiembre pasado, cuando abrieron fuego indiscriminadamente contra una multitud civil donde había mujeres y niños.
Allá también han actuado como guardianes de cárceles al estilo de Abu Graib y algunos de sus jefes, son instructores en materia de interrogatorios, léase torturas y sus alumnos han estado tanto en Irak como Afganistán.
Tantos son sus atropellos, que el gobierno títere iraquí les canceló la licencia, sin atender a las razones que le se dieron de que Blackwater es quien realiza los trabajos sucios de la CIA, como una forma de saltarse los controles del Congreso. Es más, para muchos analistas, Blackwater en realidad no es más que una suerte de brazo clandestino de la CIA y ellos explica que los empleados de la dudosa empresa cuenten con inmunidad diplomática para evadir a la justicia y cometer sus crímenes sin problema.

Entre sus ejecutivos, al igual que en el caso de Dyn Corp, hay exagenes como un tal Koffer Blik que fue jefe de un “centro antiterrorista”, o Joseph Schmied. Muchos de ellos actuaron en los Balcanes, al servicio de narcomafias y terroristas aliados de Washington y tienen antecedentes por narcotráfico o promoción de la prostitución.
El propio Congreso de Estados Unidos los califica de mercenarios fuera de control y reconoce que son miles de criminales que actúan en Irak y en Afganistán como un ejército privado en apoyo a las tropas y funcionarios estadunidenses.
En todo caso, se calcula que Blackwater tiene unos 100 mil mercenarios a su disposición y sus tropas del mal cuentan con helicópteros, carros blindados y vehículos Hummer dotados de ametralladoras pesadas y pintados de negro.
Tanto legisladores demócratas como republicanos han criticado la "privatización de la guerra". "En los últimos 25 años se ha promovido una campaña para la privatización de los servicios del gobierno", dijo el representante demócrata Henry Waxman, de California. "La campaña ha sido un éxito; por cada dólar de impuestos que el gobierno gasta, más de 40 centavos van a los contratistas privados". Waxman agregó que "compañías como Halliburton y Blackwater han ganado miles de millones de dólares desempeñando tareas que antes hacían las fuerzas militares de nuestro país”.
En Bagdad se hace notar que son varios los episodios violentos que involucraron a Blackwater y que terminaron por indignar a los hasta entonces dóciles funcionarios iraquíes. Un portavoz del ministerio del Interior, el general de brigada Abdul-Karim Khalaf, dijo que "Blackwater ha cometido muchos errores que han resultado en otras tantas muertes… Los contratos de seguridad no les permiten disparar arbitrariamente contra la gente. Están aquí para proteger al personal, no para disparar sin motivo”.
Funcionarios del Pentágono admiten que en Irak operan al menos 20 mil guardias de seguridad privados. La Asociación Internacional de Contratistas, un grupo gremial de estos mercenarios, declaró hace poco que el número podría llegar a 50 mil, incluyendo a guardias de decenas de países y miles de iraquíes empleados por compañías extranjeras.
Con todos estos antecedentes, surgen varias preguntas: ¿qué hará México para sacudirse a los asesinos de Blackwater y DynCorp? ¿Por qué el gobierno mexicano omite toda información al respecto y no la desmiente ni la explica?
¿Y que hará América Latina para ayudar a los mexicanos aa deshacerse de tan nefastos huéspedes, en lo que puede ser una operación piloto que luego podría extenderse a todos el hemisferio? Como algunos comentaristas canadienses han señalado, al parecer “los vaqueros del gatillo loco, llegaron para quedarse”.

*Versión actualizada del artículo escrito por el autor para la revista en internet ClariNet de Chile.